lunes, 6 de marzo de 2023

Samuel Huntington. Las olas de democratización


La primera ola de democratización.

La primera ola tiene sus raíces en las revoluciones norteamericana y francesa. La aparición actual de las instituciones democráticas, sin embargo, es un fenómeno propio del siglo XIX. En la mayoría de los países, durante ese siglo, se desarrollan gradualmente las instituciones democráticas, y por eso resulta difícil, así como arbitrario, especificar una fecha precisa a partir de la cual un sistema político pueda ser considerado democrático. Sin embargo, Jonathan Sunshine presenta dos criterios extensos para establecer cuándo los sistemas políticos del siglo XIX alcanzan una calificación democrática mínima en el contexto de ese siglo: (1) el 50 % de los varones pueden ser elegidos para votar y (2) un Poder Ejecutivo responsable, que debe mantener el apoyo de la mayoría en un Parlamento elegido, o al que se elige en elecciones populares periódicas. Si adoptamos estos criterios y los aplicamos de forma bastante amplia, podremos decir que los Estados Unidos comenzaron la primera ola de democratización aproximadamente en 1828. La abolición de las calificaciones según la propiedad, en los estados más antiguos; y la admisión de nuevos estados con sufragio universal masculino elevaron por encima del 50 % la proporción de varones blancos que votaron en aquella elección presidencial de 1828. En las décadas siguientes, otros países ampliaron progresivamente el sufragio, redujeron la pluralidad de votos, introdujeron el sistema de voto secreto y establecieron la responsabilidad del primer ministro y gabinetes parlamentarios. Suiza, los dominios ingleses de ultramar, Gran Bretaña y varios países europeos más pequeños hicieron su transición hacia la democracia antes de que cambiara el siglo. Poco antes de la Primera Guerra Mundial, Italia y Argentina introdujeron regímenes más o menos democráticos. Tras esta guerra se democratizaron los países que acababan de independizarse, Irlanda e Islandia, y se produjeron movimientos de masas en pro de la democracia en los estados que sucedieron a los imperios de los Romanov, Habsburgo y Hohenzollem. A principios de los arios treinta, tras el fin de la primera ola, España y Chile se añadieron a las filas democráticas. En total, en el curso de unos cien arios, más de treinta países establecieron, por lo menos mínimamente, instituciones nacionales y democráticas. En 1830, Tocqueville predijo este movimiento cuando empezaba. En 1920, James Bryce revisó su historia, y dedujo que "el movimiento hacia la democracia, hoy ampliamente visible, es un movimiento natural, debido a una ley general del progreso social".

La primera contraola.

A pesar de la especulación de Bryce sobre su futuro, el movimiento hacia la democracia estaba reduciéndose en países previamente democráticos y cambiaron de signo. Estos cambios de régimen reflejaban el desarrollo de ideologías comunistas, fascistas y militaristas. En Francia, Gran Bretaña y otros países, donde las instituciones democráticas lograron sobrevivir, los movimientos antidemocráticos ganaron fuerza a partir del progresivo aislamiento de los años veinte y la posterior depresión económica. La guerra, que había sido llevada a cabo para salvar al mundo en pro de la democracia, solamente había conseguido incentivar las contradicciones entre la derecha y la izquierda que intentaban destruirlo.

La segunda ola de democratización.

Al comenzar la Segunda Guerra Mundial, tuvo lugar una segunda ola de democratización. La ocupación aliada promovió la instauración de instituciones democráticas en Alemania Occidental, Italia, Austria, Japón y Corea, mientras que la presión de la Unión Soviética acabó con la incipiente democracia en Checoslovaquia y en Hungría. En Latinoamérica, Uruguay volvió a la democracia durante la guerra y Brasil y Costa Rica se volcaron a la democracia a fines de los arios cuarenta. En otros cuatro países latinoamericanos —Argentina, Colombia, Perú y Venezuela— las elecciones de 1945 y 1946 instauraron gobiernos elegidos por el pueblo. En esos cuatro países, sin embargo, las prácticas democráticas no perduraron, y a comienzos de los arios cincuenta se habían instaurado dictaduras. Hacia fines de los años cincuenta, Argentina y Perú volvieron hacia una democracia limitada que fue, sin embargo, muy inestable, como consecuencia del conflicto entre las fuerzas armadas y los movimientos populistas aprista y peronista. También hacia fines de los arios cincuenta en contraste, las elites de Colombia y Venezuela establecieron negociaciones para terminar con las dictaduras militares en esos países e introducir instituciones democráticas duraderas. Mientras tanto, el comienzo del fin del gobierno colonialista occidental produjo gran número de nuevos estados. En muchos de ellos no se hicieron verdaderos esfuerzos para establecer instituciones democráticas. En algunos la democracia fue débil: en Paquistán, por ejemplo, las instituciones democráticas nunca fueron efectivas, y fueron formalmente derogadas en 1958. Malasia se independizó en 1957, y mantuvo su "quasi democracia", excepto durante un período breve de gobierno de emergencia, entre ,1969 y 1971. Indonesia tuvo una confusa forma de democracia parlamentaria entre 1950 y 1957. En pocos estados nuevos —India, Sri Lanka, Filipinas, Israel— las instituciones democráticas se mantuvieron durante una década o más, y en 1960 el estado más grande de Africa, Nigeria, comenzó su vida democrática.

La segunda contraola.

A comienzos de los años sesenta, la segunda ola de democratización se había extinguido. A fines de los arios cincuenta el desarrollo político y los regímenes de transición estaban adquiriendo un cariz fuertemente autoritario. El cambio fue notorio en América latina. El giro hacia el autoritarismo comenzó en Perú, en 1962, cuando las fuerzas armadas intervinieron para cambiar el resultado de unas elecciones. Al año siguiente, un civil conveniente para los militares fue elegido presidente, pero fue derrocado por un golpe militar en 1968. En 1964, golpes militares derrocaron a los gobiernos civiles de Brasil y Bolivia. Siguieron Argentina en 1966 y Ecuador en 1972. En 1973 se impusieron regímenes militares en Uruguay y en Chile. Los gobiernos militares de Brasil, Argentina y, de forma más discutible, Chile y Uruguay, fueron ejemplos: acordaron sostener la teoría de un nuevo tipo de sistema político, "el autoritarismo burocrático". En Asia, en 1958 las fuerzas armadas impusieron en Pakistán el régimen de ley marcial. A fines de los arios cincuenta, Syngman Rhee comenzó a minar los procedimientos democráticos en Corea, y el régimen democrático que lo sucedió fue destituido por un golpe militar en 1961. Este nuevo régimen "semiautoritario" fue legitimado por las elecciones de 1963, pero en 1973 se convirtió en un régimen fuertemente autoritario. En 1957, Sukarno reemplazó la democracia parlamentaria por una democracia controlada, y en 1965 las fuerzas armadas indonesias terminaron con ella y toma- ron el gobierno de su país. En 1972, el presidente Ferdinand Marcos estableció un régimen de ley marcial en Filipinas, y en 1975 Indira Gandhi suspendió los procedimientos democráticos y declaró un gobierno de emergencia en la India. En Taiwan, el régimen no democrático del KIN,IT había tolerado a los disidentes liberales durante los arios cincuenta, pero en la "época negra" de 1960 los suprimió y se silenció "toda clase de discurso político"

En la zona mediterránea, la democracia griega cayó antes de que tuvieran lugar un golpe de estado "real" en 1965 y un golpe militar en 1967. Las fuerzas armadas turcas derrocaron al gobierno civil de su país en 1960, devolvieron la autoridad a un gobierno elegido en 1961, intervinieron otra vez en un "semigolpe" en 1971, permitieron el regreso de un gobierno elegido en 1973 y luego ejecutaron un golpe militar a gran escala en 1980. Durante los años sesenta, varias colonias británicas no africanas obtuvieron su independencia, y establecieron regímenes democráticos que duraron significativos períodos de tiempo. Se trata de Jamaica y Trinidad Tobago en 1962, Malta en 1964, Barbados en 1966 y Mauricio en 1968. Sin embargo, el grueso de los nuevos países que se independizaron en los arios sesenta estuvo en Africa. El más importante de esos países, Nigeria, empezó como una democracia, pero sucumbió a un golpe militar en 1966. El único país africano que mantuvo las prácticas democráticas fue Botswana. Otros treinta y tres países africanos que se independizaron entre 1956 y 1970 se volvieron autoritarios a partir de su independencia, o poco tiempo después. La descolonización de Africa provocó la mayor multiplicación de gobiernos independientes autoritarios de la historia. Entre 1960 y 1970, el movimiento mundial que se apartó de la democracia fue impresionante. En 1962, trece gobiernos eran pro- ducto de golpes de estado en todo el mundo; en 1975, lo eran treinta y ocho. Según otra estimación, un tercio de las treinta y dos democracias activas en el mundo en 1958 se volvieron autoritarias hacia mediados de los arios setenta.  En 1960, nueve de los diez países sudamericanos de origen español tenían gobiernos elegidos democráticamente; en 1973, solamente dos, Colombia y Venezuela, los tenían. Esta ola de cambios no democráticos era más impactante porque implicaba a varios países, como Chile, Uruguay ("la Suiza de Sudamérica"), India y Filipinas, que habían mantenido gobiernos democráticos durante un cuarto de siglo o más. Estos regímenes de transición no solamente estimularon la teoría del autoritarismo burocrático para explicar los cambios de América latina. También produjeron un gran pesimismo en el extranjero respecto de la aplicabilidad de la democracia en los países en desarrollo, y contribuyeron a la preocupación sobre la viabilidad y la operatividad de la democracia en los países desarrollados, donde ya había existido durante años.

La tercera ola de democratización.

Una vez más, sin embargo, la dialéctica de la historia se impuso sobre las teorías de las ciencias sociales. Durante los quince arios siguientes al fin de la dictadura portuguesa en 1974, en aproximadamente treinta países de Europa, Asia y América latina los regímenes autoritarios fueron reemplazados por otros democráticos. En otros países se produjo una considerable liberalización en los regímenes autoritarios. Y aun en otros, los movimientos en pro de la democracia ganaron fuerza y legitimidad. Aunque obviamente hubo resistencias y tropiezos, como en China en 1989, el movimiento hacia la democracia parece adquirir el carácter de una marea universal casi irresistible, que avanza de triunfo en triunfo. Esta marea democrática se manifestó primero en el sur de Europa. Tres meses después del golpe portugués, el régimen mi- litar que gobernaba Grecia desde 1967 cayó y fue reemplazado por un gobierno civil bajo el liderazgo de Constantin Karamanlis. En noviembre de 1974, el pueblo griego dio a Karamanlis y a su partido una decisiva mayoría en unas difíciles y caldeadas elecciones y al mes siguiente votaron de manera abrumadora contra la restauración de la monarquía. El 20 de noviembre de 1975, precisamente cinco días antes de la derrota de Eanes por el marxismo-leninismo en Portugal, la muerte del general Francisco Franco terminó con su gobierno de treinta y seis años en España. Durante los siguientes dieciocho meses, el nuevo rey, Juan Carlos, asistido por su primer ministro, Adolfo Suárez, se aseguró la aprobación popular y del Parlamento para una ley de reforma política que llevara a la elección de una nueva asamblea. La asamblea diseñó una nueva constitución, que fue ratificada por un referéndum en diciembre de 1978, y bajo su mandato tuvieron lugar las elecciones parla- mentarias en marzo de 1979. A fines de los arios setenta, la ola democrática avanzó hacia Latinoamérica. En 1977, los líderes militares de Ecuador anunciaron su deseo de ser reemplazados por los políticos; se diseñó una nueva constitución en 1978, y las elecciones de 1979 dieron paso a un gobierno civil. Un proceso similar de golpe militar condujo a la elección de una asamblea constituyente en 1978, a una nueva constitución en 1979 y a la elección de un presidente civil en 1980. En Bolivia, el poder militar produjo en cuatro arios confusos gol- pes militares y elecciones abortadas, que comenzaron en 1978, y la elección de un presidente civil en 1982. Ese mismo ario, vencido en la guerra con Gran Bretaña, se debilitó el gobierno militar argentino, y sobrevino la elección, en 1983, de un gobierno y un presi- dente civiles. Las negociaciones entre militares y políticos llevaron en Uruguay a la elección de un presidente civil en noviembre de 1984. Dos meses más tarde, el largo proceso de apertura que había comenzado en Brasil en 1974 alcanzó un punto decisivo con la elección del primer presidente civil desde 1964. Mientras tanto, las Fuerzas Armadas estaban dejando los puestos de gobierno en Centroamérica* en enero de 1982; los votantes salvadoreños eligieron a José Napoleón Duarte como presidente en una reñida y difícil elección, en mayo de 1984, y Guatemala eligió una asamblea constituyente en 1984 y un presidente civil en 1985. También el movimiento democrático tuvo sus manifestaciones en Asia. A comienzos de 1977, la primera democracia del Tercer Mundo, India, que había estado durante un ario y medio bajo un gobierno de emergencia, volvió al camino democrático. En 1980, como respuesta a la violencia y al terrorismo, las Fuerzas Armadas turcas tomaron el gobierno de aquel país por tercera vez. Sin embargo, en 1983, resolvieron alejarse y se eligió en las urnas un gobierno civil. Ese mismo año, el asesinato de Benigno Aquino puso en marcha la cadena de acontecimientos que llevaron, en 1986, al fin de la dictadura de Marcos y a la restauración de la democracia en Filipinas. En 1987, el gobierno militar de Corea sometió a su candidato a la presidencia a una campaña electoral muy difícil, y a una relativamente limpia elección, que aquél ganó. Al año siguiente, la oposición se aseguró el control del parlamento coreano. En 1987 y 1988, el gobierno de Taiwan rebajó significativamente las restricciones de la actividad política en aquel país, y se comprometió a la creación de un sistema politico democrático. En 1988 concluyó el gobierno militar de Paquistán y la oposición, liderada por una mujer, obtuvo una victoria electoral y tomó el control del gobierno. Al final de la década, la ola democrática penetró en el mundo comunista. En 1988, Hungría empezó la transición hacia un sistema multipartidista. En 1989, las elecciones para un congreso nacional Produjeron la caída de varios antiguos dirigentes del Partido Comunista, y un Parlamento nacional crecienternente independiente. A comienzos de 1990 empezaron a desarrollarse sistemas multipartidistas en las repúblicas bálticas y el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) abandonó su rol de guía. En 1989, el movimiento Solidaridad, en Polonia, ganó las elecciones para el parlamento nacional, y se creó un gobiernó no comunista. En 1990, el líder de Solidaridad, Lech Walesa, fue elegido presidente y reemplazó al general comunista Wojciech Jaruzelski. En los últimos meses de 1989 cayeron los regímenes comunistas de Alemania oriental, Checoslovaquia y Rumania, y en 1990 se realizaron elecciones en esos países. En Bulgaria también comenzó a liberalizarse el régimen comunista, y aparecieron movimientos populares en pro de la democracia en Mongolia. En 1990 se realizaron elecciones razonable- mente limpias en ambos países. Mientras tanto, de nuevo en el hemisferio occidental, el partido gubernamental mexicano ganó por primera vez por poco mar- gen las elecciones presidenciales en 1988, y perdió, por primera vez, el gobierno de un estado en 1989. El pueblo chileno votó en 1988 el referéndum para que terminara el gobierno del general Pinochet, y eligió al ario siguiente un presidente civil. La intervención de las fuerzas armadas norteamericanas terminó con la dictadura marxista-leninista en Granada en 1983 y con la dictadura militar del general Manuel Noriega en Panamá en 1989. En febrero de 1990, el régimen marxista-leninista de Nicaragua cayó tras la derrota electoral, y en diciembre de 1990 se eligió en Haití un gobierno democrático. Los años setenta y los comienzos de los ochenta contemplaron también la fase final de la descolonización europea. El fin del imperio portugués produjo cinco gobiernos no democráticos. En 1975, sin embargo, Papuasia-Nueva Guinea se independizó con un sistema político democrático. La liquidación de lo que quedaba del imperio británico, en su mayoría islas, produjo una docena de nuevas y minúsculas naciones, y casi todas mantuvieron instituciones democráticas, aunque en Granada esas instituciones debieron ser restauradas por medio de la intervención militar extranjera. En 1990, Namibia se independizó con un gobierno elegido en una elección supervisada internacionalmente. En Africa y en Oriente Medio, durante los arios ochenta, el movimiento en pro de la democracia fue limitado. Nigeria cambió 'in gobierno militar por otro elegido democráticamente en 1979, pero a su vez éste fue derrocado por un golpe militar a comienzos I de 1984. En 1990 hubo cierta liberalización en Senegal, Túnez, Argelia, Egipto y Jordania. En 1978, el gobierno de Sudáfrica comenzó un lento proceso de reducción del apartheid y de ampliación de la participación política para las minorías no blancas, pero no para la aplastante Mayoría negra de ese país. Tras una interrupción y la elección de F. W. de Merk tomo presidente, el proceso culminó en 1999 con negociaciones entre el gobierno y el Congreso Nacional Africano. En 1990 hubo cambios democráticos en Nepal, Albania y otros países, cuya experiencia previa con la democracia había sido modesta o no había existido.

Lo más importante es que el movimiento hacia la democracia ha sido un movimiento universal. En quince arios, la ola democrática se trasladó por Europa del Sur, de allí saltó a Latinoamérica, se trasladó a Asia y diezmó las dictaduras del bloque soviético. En 1974, ocho de los diez países sudamericanos tenían gobiernos no democráticos. En 1990, nueve tenían gobiernos elegidos democráticamente. En 1973, según estimaciones de Freedom House, el 32 % de la población mundial vivía en países libres; en 1976, como resultado de un gobierno de emergencia en India, menos del 20 % de la población mundial pertenecía al mundo libre. En 1990, por el contrario, cerca del 39 % de la humanidad vivía en sociedades libres. En cierto sentido, las olas y contraolas de democratización sugieren el modelo de dos pasos adelante y uno atrás. Las fechas de cada contraola han eliminado algunas, pero no todas, las transiciones a la democracia de la ola previa de democratización. Sin embargo, la columna final en el cuadro 1.1 sugiere un pronóstico menos optimista para la democracia. Los estados toman diversas formas y dimensiones, y en la segunda posguerra se duplica el número de estados independientes. También la proporción de estados democráticos en el mundo muestra una considerable regularidad. En los intervalos entre las dos olas de democratización, el 19,7 % y el 24,6 % de los países del mundo eran democráticos. En la cresta de las dos olas, el 45,3 % y el 32,4 % de los países del mundo eran democráticos. En 1990, escasamente el 45,0 % de los países independientes tenían sistemas democráticos, el mismo porcentaje que en 1922. Obviamente, que Granada sea democrática tiene un impacto menor que el hecho de que China lo sea, y los porcentajes de países democráticos no tienen todos el mismo significado. Por añadidura, entre 1973 'y 1990 la cantidad absoluta de estados autoritarios disminuyó por primera vez, aun cuando la tercera ola de democratización todavía no ha aumentado la proporción de estados democráticos por encima del nivel alcanzado anteriormente, en la cresta de 68 años atrás.

 

Cuadro 1.1

La democratización en el mundo moderno

 

Año

Estados

democráticos

Estados no

democráticos

Total de Estados

Porcentaje total de estados democráticos

1922

29

35

64

45.3

1942

12

49

61

19,7

1962

36

65

111

32,4

1973

30

92

122

24,6

1990

58

71

129

45,0

 Nota: En la estimación que antecede se han omitido los países cuya población no alcanza al millón de habitantes. 


Samuel P. Huntington. La tercera ola: la democratización a finales del siglo XX. (1994). Paidós. Barcelona

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