miércoles, 14 de marzo de 2018

La política


Unas páginas más arriba apuntábamos la idea (…) según la cual (…la política) encuentra en el conflicto un elemento constitutivo fundamental…
Ahora es también obvio que si la política contiene esa dimensión de conflicto como una dimensión esencial e inerradicable (…) no puede tampoco agotar el espacio de la política y su definición: no hay ni podría haber política en una sociedad donde solo hubiera división y antagonismo. De ahí que (…) apunte inmediatamente un segundo elemento constitutivo de la política: el poder, que ofrece a ese mismo cuerpo social escindido o dividido una no menos necesaria articulación, e instituye de ese modo, por encima del conflicto y a pesar de él, un espacio común entre los hombres. Así la política aparece definida en el espacio delineado por estos dos grandes “principios generadores” de cualquier sociedad: el conflicto y el poder. O, si se prefiere: la división y la articulación, la apertura y el cierre, el desorden y el orden. (…)
La palabra “política” es ambivalente no porque esté necesitando una “definición” más precisa, sino porque aquello que nombra, involucra una tensión inerradicable.
En efecto, contra quienes reducen la política [...] al mero funcionamiento de la maquinaria institucional, pero también contra quienes buscan la política solamente en las prácticas de oposición a esos dispositivos, sostendré acá que el conflicto y la tensión entre la idea de la política entendida como práctica institucional de administración de las sociedades y la idea de la política entendida como antagonismo y lucha es constitutiva de la política misma. Que el espacio de la política se define exactamente en esa tensión, en ese punto de cruce entre las instituciones formales y las prácticas sociales, entre las "instituciones políticas" y las "acciones políticas", entre los poderes constituidos de los Estados y el poder constituyente de la multitud, entre las instituciones y los acontecimientos, entre la autoridad y la novedad. O, si quisiéramos volver ahora sobre los dos “principios generadores” de los que (…) hablaba (…) unas páginas más atrás: entre el poder y el conflicto. Que no constituyen sino las dos partes de una unidad inseparable, y que no pueden pensarse, en consecuencia, sino en su mutua relación. La política es siempre, en efecto, la actividad o el conjunto de actividades desarrolladas en ese espacio de tensión que se abre entre las grietas de cualquier orden precisamente porque ningún orden agota en sí mismo todos sus sentidos ni satisface las expectativas que los distintos actores tienen sobre él.

Eduardo Rinesi. Política y tragedia.  Buenos Aires, Colihue, 2003

0 comentarios:

Publicar un comentario